miércoles, 8 de febrero de 2012

Con azúcar, por favor




Amargo. Eso era todo. Veinticinco años resumidos en una sola frase: Aquel té estaba amargo. Ni siquiera supiste endulzarme el último momento, volviste a olvidar el azúcar. -Tres cucharadas, por favor-, te suplicaba cada día. Pero tras cada rebelión venía la bofetada. Por eso he tenido que hacer añicos el azucarero de cristal, igual que tú hiciste pedazos mi vida y con uno de ellos te he rasgado el cuello. Casi he añorado el consabido golpe.
Pero no ha llegado.
Estás muerto.
Esperaré a la policía mientras me bebo el último té amargo de mi vida.

4 comentarios:

  1. Uhmmmm... pues si ese es el panorama, haré lo que tengo que hacer: ya sabes... hazme sitio en el sofá y ponme un té a mí también. Con mucha azúcar, como el futuro...

    ResponderEliminar
  2. Ese dulce tan amargo del que hablas me ha conmovido.
    Buen cambio de colores, facilita mucho la lectura (por lo menos la mía).

    ResponderEliminar
  3. QUE A GUSTO SE HA "QUEDAO".......

    ResponderEliminar