lunes, 13 de febrero de 2012

¡QUE VIVA SAN VALENTÍN!

Si es que lo estábamos necesitando. En medio de esta convulsa crisis en que nos hallamos inmersos, en la que uno ya no sabe si por comer yogures griegos te procesarán por desviación de fondos europeos, cuando te despiden con cuatro perras de indemnización y un “mireusté, esto es lo que hay” y te vas agradecido por estar contribuyendo a la creación de empleo (me lo expliquen, por favor), cuando se te descuelga algún listillo diciendo que los políticos españoles en realidad no son buenos porque están mal pagados, cuando te cuentan que el sector del lujo ha crecido en un 30 ó 40%, pero que es normal, porque dinero, haberlo haylo, (el mismico que antes, solo que ahora se reparte menos, cosas de la macroeconomía), cuando se juzga antes a la parte juzgante que a la juzgada y en fin, cuando te hierve tanto la sangre que estás a punto de irte para la Moncloa y arremeter de testuz contra todo bicho viviente al grito de “vayan ustedes a la mierdaaaaaaa”, pues resulta que te despiertas un día y antes de echar el primer gargajo matutino te apercibes de que es 14 de febrero…
Y como por arte de magia los insultos se te hacen lírica en la lengua, el cabreo se te troca en pertinaz romanticismo, los otrora chispeantes y rabiosos ojos se te entornan parpadeando incesantemente y, en vez de meter a la hucha la moneda de dos euros que consigues ahorrar al mes, te bajas a la tienda de los chinos de la esquina y le compras a tu pareja una bonita orquídea de plástico, una práctica manta de fibra para el sofá, un ratón inalámbrico con forma de corazón o media docena de rosas con luces de neón, según las preferencias de tu media naranja de turno.

Ya está, se obró de nuevo el anual milagro sanvalentinesco. Y es que parece que hasta el habitual esputo mañanero se te vuelve miel en la boca por obra y gracia de aqueste santo de más que dudosa existencia, pero que los humanos veneramos como patrón del enamoramiento en el afán de nuestra búsqueda perpetua de la felicidad o en algunos casos, entre los que me incluyo, por estupidez congénita.
¿Pero a quien no le apetece más saltarse un día la dieta y cenar canapés de palometa ahumada regados con sidra el gaitero en lugar de la cotidiana tortilla de un huevo y además tener una buena excusa para, una vez acabada la cena, entregarse a regocijos carnales en vez de ver el telediario? ¡Pues faltaría más, tontos seríamos!
Y como los españolitos de a pie somos pobres pero muy avispados, hacemos como que no nos enteramos de nada por un día y agasajamos a un señor que, de existir, no debió tener pareja nunca por cuestiones de religión, pero que auspicia año tras año los emparejamientos, bajo la atenta mirada de los grandes bazares de barrio y cuando te quieres dar cuenta ya te has metido en marzo. Y entre unas cosas y otras vas posponiendo lo de irte aberronchado a la Moncloa y masacrar políticos.

Concluyendo, que san Valentín nos hace más felices, no tanto por el hecho de celebrar que llevas más de 20 años despertándote al lado de tu santo/a y todavía no te has suicidado, sino porque gracias a él tienes en casa una flor de plástico de lo más lucida, has echado un polvete con el que no contabas y se te ha metido la primavera con sus alergias sin haber cometido ninguna barbaridad. Lo de irte a la Puerta del Sol con la tienda… pues ya se verá que estamos muy liados haciendo cuentas para llegar a fin de mes.

Pues eso, ¡QUE VIVA SAN VALENTÍN!

3 comentarios:

  1. jajajajajajaaj........muy bueno nuri

    ResponderEliminar
  2. Una buena definición de esta celebración, facebook dixit: San Cajetín (por lo de ir haciendo caja).

    ResponderEliminar
  3. Nena.. lo del gargajo... te veo agreste...
    Mentía (sorpresa!) Rajoy cuando decía que tenía la solución a la crisis. La única y verdadera solución la plantea San Valentín: a falta de pasta, FOLLEMOS. Ni tan mal. En serio, infinitamente más sensato y realista que lo que se está haciendo. Me pongo a ello en cuanto me termine el café y me depile. Ah! Que no me llega para la depilación... Dije agreste?
    Buenos días, guapa mía. Feliz San Valentín. No lo recuerdo, pero estoy segura de que la primera vez que lo celebré, te regalé algo :-D

    ResponderEliminar