Casquería Fina en Madrid con tilde

Hace días que me viene rondando por las mientes la gana de dedicarle unas palabritas en este mi recién estrenado blog a la excelentísima y nunca bien ponderada sra. Alcaldesa de Madrid, (sin tilde, que de eso hablaremos después), doña Ana Botella y ganas me dan de comenzar por indagar en su árbol genealógico a pesar de saber de buena tinta que el Botella le venía a mesié Bonaparte  por apodo y no por apellido, pero una nunca sabe en que extraños vericuetos puede degenerar la antroponimia, aunque lo dejaré para otra ocasión y de paso investigo algún patronímico más que me trae a mal traer.

Digo, doña Ana, que hace días que intento escribir sobre sus cosas de edil no electa, pero a la que lo intento me sale usted con otra mejor y así, sinceramente, no se puede, y otro papel que se va al garete, eso sí, garete situado en el contenedor azul, que en mi casa somos muy ecológicos. 

El primer conato lo hice al pronuciar usted su discurso de investidura, una vez dejé de reírme, sobre todo cuando dijo usted con quebrada voz aquella frase que pasará a los anales de su historia familiar de que su marido era para usted "una referencia en lo personal"... Y pregunto yo, con su permiso, ¿Si no lo es para usted, que es su santa esposa, para quien lo va a ser? ¿Para mí, que afortunadamente no he de compartir el lecho con él  (vade retro) y que sólo le conozco de verle salir en la tele al lado de otros dos innombrables para confabularse y meternos a los españoles en camisas de once varas*? Es de tener poco seso amiga mía (no confundir con sexo, que eso cada cual...): si le toca a usted la lotería de ser alcaldesa sin haber sido elegida, no se meta usted en entresijos familiares y hable usted de lo que concierne a Madrid (otra vez sin tilde) y a los madrileños, aunque es probable que haya querido usted seguir el ejemplo de su jefe de filas y no hablar de proyectos, por temor a irse de la lengua y que luego la llamen a capítulo y le quiten lo que tanto esfuerzo conyugal le ha costado ganar.

*Camisa de once varas: Eufemismo utilizado en este caso por la autora para hablar de una guerra en la que el país entero se negaba a participar

Pero como digo, tampoco esa ocasión pude dedicarle estas palabras pues apenas agarró vuecencia la vara de mando me salió con lo del voluntariado en los servicios públicos. Y ahí el descojono (con perdón) se me trocó en desconcierto, pues anduve un buen rato pensando que se trataba de una broma tardía, producto de haber sido usted nombrada alcaldesa la víspera de los santos inocentes. Pero hete aquí que no era una arlequinada ideada por sus asesores para distraernos de tanta hartura de cifras de paro y primas de riesgo, no. Lo decía usted en serio. Y tan en serio, porque, en sus palabras, todos los ciudadanos deberían "hacer algo por la sociedad". La cosa empezó por las bibliotecas públicas pero al ver que los abucheos no llegaban, se vino usted arriba y requirió a los madrileños a trabajar de voluntarios en un número "infinito" de servicios dependientes de la administración. Eso sí, en un alarde de magnificencia, relevó a los ciudadanos de la obligación del voluntariado en la limpieza, lo que cabreó bastante al oso de la Puerta del Sol, pues no tendrá quien le saque brillo al madroño por la jeta.

Como soy de natural torpe, necesito saber si lo he entendido bien: ¿Quiere usted decir, sra. Botella, que los madrileños, para satisfacer su espíritu altruista ya no han de irse allende las fronteras de Madrid sin tilde? Pues ciertamente creo que respirarán aliviados. ¿Para que habrían de querer ayudar a refugiados políticos, víctimas de genocidios, enfermos de sida, niños que sucumben a la hambruna etc., cuando pueden quedarse tranquilamente en sus casitas y catalogar los libros de la biblioteca municipal, guiar a los turistas por el Madrid de los Austrias, encargarse de la seguridad del Museo del Prado y tantas y tantas otras cosas en beneficio de la sociedad? Y ya de puestos, no se olvide de la elevadísima tasa de paro entre los licenciados, así que deles usted la oportunidad de ejercer el voluntariado también en los quirófanos, los juzgados, las administraciones varias, el banco de España y hasta ¿por qué no? en su corporación municipal. Haga usted cuentas y verá como le sale rentable...

Por cierto, señora Alcaldesa la palabra política (del griego πολιτικος  -ciudadano-) es la actividad humana tendente a gobernar o dirigir la acción del estado en beneficio de la sociedad, luego el cargo que usted ostenta está entre los de mayor rango entre los políticos, así que entiendo que siguiendo su propia doctrina de, y cito textualmete: "Tenemos que ser capaces todos de devolver a la sociedad algo de lo que nos da la sociedad" devolverá usted íntegramente los sueldos, salarios y primas que haya cobrado en el ejercicio social y a partir de hoy y por mor de predicar con el ejemplo, el cargo de Alcaldesa de la capital de España lo ejercerá usted de manera voluntaria. ¡Ah, ¿que no? Pues, discúlpeme, pero a eso en mi tierra, se le llama morro. Y de los gordos.

Ya había yo terminado mi diatriba en cuanto al voluntariado madrileño y me disponía a publicarla, pero anduve un poco tarda en darle a la tecla "enter" y se me adelantó usted con el logotipo de ciudad aspirante a la capitalidad europea, lo cual le vino bastante bien a mi ánimo, pues de la indignación provocada por el voluntariado selectivo pasé de inmediato a un nuevo descojono (con un nuevo perdón), de carcajadas aún más estentóreas, si cabe, que las primeras.

En un principio pensé que efectivamente la época del voluntariado ciudadano había arribado y que el diseño lo había hecho algún estudiante de primaria, no muy versado todavía en los números de varias cifras, confundiendo así el 2020 con el 20020, pero muy diestro en el manejo de las ceras de colores primarios; se me hacía a mí que era niña, por la semejanza del logo con una corona de princesa de disney. Pero resulta que el diseñador, que por cierto no era voluntario pero parece ser que aún no ha cobrado, se ha descolgado con que ese no es su diseño original, que en realidad lo que parece un 20 es una M de un Madrid que él dibujó sin tilde y que los variopintos colores se correspondían con los de los anillos olímpicos, pero que ustedes, en su afán de evitar disgusto al ciudadano, cambiaron el negro, color luctuoso donde los haya, por un bonito tono magenta, mucho más acorde con los tiempos, donde va a parar. La letra M debió parecerles en exceso puntiaguda y por ende semejante a los cuernos de belcebú y la trocaron en redondilla propia de colegio de monjas, convirtiéndola así en un 20 y la intrusión de la tilde debió parecerle al artífice de lo más castizo, aunque en mi humilde opinión hubiera quedado mejor, ya de puestos, un MADRÍZ como dios manda... En fin, el resultado de tanto desatino es el que es y ahí queda para gusto o disgusto de la vista de cualquiera. Eso si no prospera la demanda por plagio que, para más inri les ha colocado una empresa de muñecos gays . Ya imagino que eso de "gays" le habrá revuelto los higadillos a usted, que es de misa diaria y mantilla, pero lo que es a mí, tengo los riñones baldados de tanto reírme.

Con esto termino mi entrada de hoy, escrita antes de leer las noticias de la mañana, por miedo a que hubiera usted hecho una nueva barrabasada y tuviera que volver al contenedor azul, que no está el horno para bollos ni la economía para desperdiciar papel

Una cosa le ruego, no me lo tenga usted en cuenta, que todo lo dicho lo es sin ánimo de ofender y aunque tengo la feliz "desdicha" de residir en provincias, de vez en cuando voy a su insigne ciudad, que adoro, a tomarme una buena ración de callos en la Plaza Mayor, y no me gustaría que, sintiéndose usted ofendida, me enviara a algún voluntario a tocarme las criadillas.

Y ahora, por no perder el sentido original del blog, que es jugar con las palabras, voy a coger todas las destacadas en magenta y cocinarme unas alubias pintas para alimentar a mi numerosa familia,  y esto si que lo hago ejerciendo el voluntariado, que si no yerro, el oficio de ama de casa se ejerce por el papo.